El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos (2014) de Peter Jackson

el hobbit la batalla de los cinco ejércitos

Toda historia tiene su final y más si esta arrancó en la navidad de 2012. El tiempo ha pasado, claro está y en El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos, nos encontramos ante la conclusión de toda la historia desarrollada con antelación en anteriores películas y aunque estás no han dejado el sabor de boca esperado, casi nos hemos acostumbrados a nuestra ración anual de la Tierra Media. Algo digno de celebrar para todos los fans de la obra de J.R.R. Tolkien, que ahora no son pocos precisamente.

Llegamos entonces a "La batalla de los cinco ejércitos" no con excesivas ganas pero con cierta curiosidad ya que esta entrega de las aventuras de Bilbo Bolsón pone punto y final a una saga alargada hasta la extenuación. No importa si añade tramas nuevas a la novela original siempre y cuando cuenten cosas interesantes, pero realmente para la duración media de una película cualquiera de "El Hobbit" se acumulan demasiados minutos para lo poco que nos están contando, es una buena experiencia volver a este universo pero no solo de situaciones de acción repetitivas vive el friki, pero bueno empecemos por el principio.

La película arranca de forma abrupta, bueno digamos más bien que continua con su antecesora, in media res. Lo que provoca que tarde el espectador en adecuarse a la historia y que vaya recordando por el camino dónde estaba tal o cual personaje. Un año es mucho tiempo para la memoria del espectador medio y Jackson lo sabe, aunque solo parece preocuparle refrescarnos cierto flashback con Smaug. ¿Dónde lo dejamos? Ah sí, la compañía de Bilbo y los enanos hacen enfurecer al dragón interpretado por Benedict Cumberbatch, quien sale de la montaña para atacar Esgaroth, el pueblo cercano que le dio cobijo a nuestros protagonistas. 

A partir de ahí las acciones se acumulan con el paso de los minutos y así presenciamos la espectacular lucha del pequeño pueblo lacustre contra el fiero dragón, la íntima batalla interior de Thorin contra el legano de Erebor que le hace rozar la locura y la aparición (como no) de los impacientes elfos, decididos a recuperar parte del tesoro que en estos momentos tienen bajo sus pies Bilbo y sus compañeros. Todo ello mientras poco a poco los orcos avanzan directos hacia ellos, porque chicos, la Montaña Solitaria es un enclave estratégico perfecto para ser maloso. Así vemos como todas las tramas se unen en una sola: la batalla que da nombre a la cinta.

Los temas principales de esta película condensan los mayores inquietudes del escritor inglés y que se encuentran en la mayoría de su obra como son: el poder corrompe, las apariencias engañan o el clásico "héroe a la fuerza". Tratados todos ellos tanto en esta trilogía como en "El señor de los anillos" con más o menos éxito, digamos que en su vertiente cinematográfica puede ser demasiado repetitivo, pero los que acudimos a esta película, ¿es para reencontrarnos con algo conocido o buscando algo nuevo? 

La clave de la existencia de esta trilogía es la económica, (como en todas, pensarán algunos). Para vender el producto a las masas se han intentado cohesionar al máximo las dos sagas. La verdad es que no está mal hacer de "El Hobbit" una precuela de "El señor de los anillos", que ya lo es de por sí. Dejando de lado las pequeñas insinuaciones que propone la novela, en la adaptación de Jackson se deja totalmente claro por donde van los tiros de cara al futuro de Sauron y el anillo. Buen ejemplo de ello es toda la subtrama de Elrond, Saruman y compañía donde se hace especial hincapié en que el señor oscuro resurgirá... ¡que miedo! Volviendo a ver su famoso ojo en llamas mientras escuchamos el leiv motiv de Howard Shore. No esta nada mal,¿no? Además nos dibuja una sonrisa irónica cada vez que aparece el amigo Saruman, que está en una fina linea entre el bien y el mal. 

thorin el hobbit

Otro de los valores añadidos de esta película es la eclosión de Thorin "Escudo de Roble" como protagonista y líder de la compañía, algo que veníamos pidiendo desde la primera entrega, donde había quedado relegado con anterioridad por el carisma de Bilbo Bolsón, pero aquí se destapa por fin como un gran personaje. Tras una lucha personal donde conseguirá dominar sus demonios interiores, aparecerá el verdadero héroe, el Rey bajo la montaña. Los de su raza lo agradecerán y el espectador también. Pero no solo por su Rey se viene arriba un enano...

No se puede pasar por alto la historia de amor entre el atractivo enano Kili y Tauriel (con Legolas por medio como tercer vértice del triángulo). ¡Muy fuerte! Lo de inventarse una trama romántica es una clásica argucia de guión de todo blockbuster que se precie en un triste intento de ganarse al máximo público posible, pero en este caso es ñoño y no funciona. En serio, ¿era necesario mostrar un amor interracial para ver como se rompen las barreras entre los elfos y los enanos? La respuesta es no. Además hay otros valores más interesantes como la fraternidad que se genera entre compañeros en el fragor de la batalla o Bardo "el matadragones" y su lucha por sacar a su familia adelante ante las ruinas de su pueblo desbastado. ¿No son acaso estos sentimientos reales?¿No es eso amor? No hacía falta más que eso. Era suficiente.

el hobbit

Así que aparte de eso, ¿que nos queda? Pues como muy bien dice Thorin: "Muerte". Una inmensa contienda que ocupa el grueso del metraje donde no paran de aparecer ejércitos nuevos de todo tipo de razas que se suman a la contienda demostrando la pericia visual de Peter Jackson, que ya creó tendencia con sus planos aéreos y su efectismo narrativo. 

Hay que admitir que tampoco es nada fácil contar una película entera que realmente es una sola batalla (más bélica imposible) pero gracias a una gran factura visual con unos efectos especiales que son un verdadero lujo, disfrutamos de toda una experiencia (sea en 3D HFR o no). Hay situaciones variopintas y detalles que divertirán al espectador, con mucha violencia pero sin una gota de sangre cosa que no es necesaria pero que acentúa cierto carácter de dibujo animado, donde las cabezas cercenadas vuelan a diestro y siniestro, los personajes corren como Usain Bolt o saltan como Super Mario Bros. 

Pero ya que estamos terminando, os esteréis preguntando por qué no hacemos más énfasis en esta reseña del protagonista, el bueno de Bilbo Bolsón interpretado por el actor inglés Martin Freeman y que da título a la trilogía. Pues básicamente por que no lo es. Es la historia de los enanos, de Thorin hijo de Thrór y su lucha por reconquistar las tierras que les arrebataron a sus abuelos. Esta es su historia, pero contada desde la perspectiva de un pequeño hobbit de la Comarca, que vive por primera vez una aventura. Y eso tiene especial relevancia en esta película. 


freeman el hobbit


Y como contábamos al principio toda historia tiene su final. Hasta aquí la odisea de Bilbo Bolsón y nuestra más sentida despedida, cargada de nostalgia por el adiós al universo de Tolkien. ¿Volverán? En teoría han agotado toda la historia del anillo pero quién sabe, mayores locuras se han visto.

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