House of cards (2016). Cuarta temporada




Ahora que se avecinan nuevas elecciones en España no viene mal hacer un repaso de lo último de House of Cards. Nuestro presidente ficticio favorito regresa con mucha fuerza a nuestras pantallas, convirtiéndose en un visionado obligatorio para todos los amantes de esta gran sátira politica. 


Después de una temporada tan irregular como su predecesora (aunque con un cliffhanger final más que prometedor), Beau Willimon y cía se han puesto manos a la obra para devolvernos la firmeza que necesitaba la serie, con unas tramas que bucean en hechos del pasado y que unifican toda la historia de Francis y Claire hasta ahora.


Sin duda, la serie de Netflix había perdido fuelle desde que Underwood fue nombrado presidente. Entrando en juego otro tipo de historias, perdiendo el componente más satírico que era un elemento fundamental de la historia hasta el momento. Quizás ahora con nuestros personajes en las esferas más altas hayan perdido algo de aspiraciones, ya que han cumplido su meta de estar al frente del país. En esta nueva temporada les colocan retos a su altura y donde las conspiraciones tienen una escala más global si cabe. Colocando al matrimonio contra las cuerdas como nunca antes había estado. Verles frágiles resulta impactante para el espectador. Y funciona muy bien para que luego vuelvan a resurgir con más intensidad que nunca.


Una vez completado el visionado de todos los capítulos que componen esta temporada queda patente hacia donde se dirige la serie, dejando una situación muy interesante de todos los personajes y siendo los Underwood los grandes vencedores (pero con un gran número de sus enemigos al acecho). Puede que pareciera arbitrario algunos de los acontecimientos de la pasada temporada, pero están todos justificados ahora. Dejando un tablero bastante claro con unas piezas muy importantes: el periodista Lucas Goodwin, el regreso de Remy Danton, Catherine Durant o Raymond Tusk.


La serie continúa teniendo una calidad exquisita, gracias a un diseño de producción muy cuidado y con un elenco que se encuentra como pez en el agua dentro de esta ficción. Esperemos que Kevin Spacey y Robin Wright sigan impresionándonos en este retrato Shakespeariano de la cara más cruenta del poder durante más legislaturas.

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